OVERTIME PAMPLONA ROOM ESCAPE (101 Años de Perdón) octubre 19  TESTER

⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️

Para atracadores innovadores y sin miedo a darlo todo en una operación que ni el mismísimo Profesor podría haber ideado.

Lo+: El poder de la (re)imaginación al servicio de la originalidad y el entusiasmo.

Lo-: Que alguien pueda perdérsela por haber jugado a la original; craso error ante uno de los productos más frescos del momento.

De un modo similar (que no idéntico) al que empleara Sam Raimi con su Terroríficamente Muertos -aquella acertada producción macarra y ochentera de la que aún a día de hoy se respiran sus vestigios e influencia, con razón, en parte de nuestra cultura pop-, las mentes detrás de Overtime Pamplona replantean su primera aventura de la forma más absoluta y pluscuamperfecta al concebir un producto que funciona como remake y secuela al mismo tiempo, en una artimaña digna de prestidigitador (ducho en la materia y con pericia suficiente para apuntar con precisión y con la absoluta certeza de no errar el tiro) concebida para llamar a nuevas generaciones sin olvidar por un solo instante la continuidad que acérrimos seguidores y fanáticos del equipo Ghost pedían a gritos.

El resultado es un producto que viaja no solamente más allá de lo esperable, sino mucho más lejos de lo remotamente concebible a partir de su premisa, y es que, no contentos con rediseñar y revisionar un buen atraco para convertirlo en la historia del robo perfecto, aderezan la trama con un (enorme, genial) toque de locura Mad que, además de descolocar gratamente, convierte la experiencia en algo distinto e imposible de comparar. Si, hasta el momento, Mad Mansion se las había apañado para deslumbrar con propuestas innovadoras y diferentes -la sci-fi de Dino Rising, la aventura en clave de comedia de Scum Island-, demuestran aquí su poderío y capacidad de impacto al triunfar por igual en la estela de una modalidad de juego manida y aparentemente inamovible, estancada en el clasicismo puro y duro por quienes la entendían como un recurso fácil y estilizado a la hora de crear tensión y justificar un juego sin demasiadas ínfulas.

101 Años de Perdón acierta de pleno al no hacerse de rogar y demostrar desde el minuto uno su voluntad transgresora y divergente, con una inmersión digna de entrar en los anales del escapismo gracias al saber hacer de un GM en estado de gracia, que subvierte expectativas y entrega un trabajo digno de las mejores aventuras gráficas, que mete en vereda a los jugadores y los propulsa a un torrente de diversión y frenetismo difíciles de igualar. Siguiendo la tendencia que ya demostraran las últimas experiencias Mad -véanse, si no, Dragonborn o Castlemaniac-, donde el equilibrio entre juegos y aventura alcanza niveles de inaudita perfección, la sala encadena un sinfín de pruebas astutas e integradas al detalle tanto en la trama -todavía más competente que la de su predecesora- como en una ambientación acertadísima y aprovechada, cuya importancia y jugabilidad avanza in crescendo, pasando por momentos de curiosa e insana locura, hasta un tramo final de infarto.

Empleando un intrincado entramado de pasajes y momentos para el recuerdo, es capaz de alternar las escenas más espectaculares con chocantes reductos de estrambótica ligereza, de modo que el conjunto forme un todo que, si bien conserva parte de la esencia que definiera la marca en sus inicios, confabula una experiencia novedosa y sorprendente en tiempos de casas de papeles en los que jugadores y audiencia creían haberlo visto todo.

Así pues, la nueva primera aventura Ghost llega dispuesta a decir adiós a las convenciones sobre atracos y dar la bienvenida a una forma distinta y mejorada de entender el subgénero, donde adrenalina y diversión se dan la mano para tejer una historia que los mejores filmes sobre la materia no pueden sino envidiar. 

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