DINO RISING EXPERIENCE (Equipo Azul "Corp") Abril 19
⭐️⭐️⭐️⭐️⭐️
Lo+: La constante interacción, soberbia, realista y espeluznante.
Lo-: Después de esto, ¿qué queda por hacer?
Una de las mayores virtudes del ser humano -y, en esencia, parte de lo que nos diferencia como especie- es nuestra capacidad para crear y contar historias. Para inventar mundos imaginarios y alcanzar nuevas fronteras, más allá de los bordes de la realidad. En Mad Mansion, que son conscientes de ello, pueden considerarse pioneros y precursores de nuevas y mejoradas formas de narrar historias. Esto ha sido así desde hace tiempo, concretamente, desde que en junio de 2014 abrieran el primer capítulo de La Mansión de los Crowell, un gran punto de partida para todo lo que vendría después -el segundo capítulo de aquélla, la intensa Over Time, la inmejorable The Legend, la aventurera Castlemaniac, y eso teniendo en cuenta sólo lo que habíamos jugado hasta la fecha-, pero con Dino Rising han alcanzado un nuevo nivel, y ahora toca escoger varas de medir nuevas, porque los que creíamos conocer el mundillo y sus intrínsecas características hemos caído en la cuenta de nuestro error y quedado sin herramientas suficientes para expresar o etiquetar de forma alguna el torbellino de casi tres horas que supone esta obra maestra del escapismo.
Como miembros de los equipos de rescate Azul y Rojo de Omega Corp, estamos ante la experiencia inmersiva definitiva, dispuesta a arrasar con todas las concepciones anteriores y a entremezclar realidad y fantasía hasta el punto que la delgada línea que separa ambas resulte perfectamente invisible. No se trata de hacer partícipe al jugador, sino de arrastrarlo al centro mismo de una trama genialmente ideada y tan bien ejecutada que es imposible demostrar su falsedad. Por increíble que parezca, sus creadores han conseguido doblegar la leyes de los juegos para ofrecer una aventura espacial ultra realista y sofisticada y, a la par, feroz y brutal. Un hito de la ciencia ficción insuperable en todos los sentidos.
La ambientación y concepción de los espacios, cruda, tétrica y extremadamente amenazadora, es tan espectacular como cabría esperar teniendo en cuenta el sello de la casa Mad, que saben introducir una buena dosis de pruebas ingeniosas e intensas, con una capacidad de integración magistral tanto en la historia como en los decorados, y que surgen de una genial fusión entre la lógica inherente al escapismo y el intachable gusto por desgranar misiones aventureras al más puro estilo rolero, acrecentando una sensación de realismo que alcanza estadios inimaginables hasta el momento -lo que vendría a ser un revés de derecha a quienes pensaran que las experiencias no pueden estar dotadas de pruebas ocurrentes y bien pensadas-.
Todo ello dominado por una ilustre concepción del entretenimiento y la espectacularidad, donde nada es lo que parece, todo esconde sorpresas y cada momento resulta más fascinante y sobrecogedor que el anterior, escalando a marchas forzadas por unos derroteros asombrosos y fascinantes hasta la cúspide de la historia, un broche final que es una montaña rusa embriagadora, magnífica y fuera de onda, que desde este blog todavía no somos capaces de creernos.
Una clase de arte maestro que, a día de hoy, es imposible siquiera igualar, formada, para más inri, por dos aventuras complementarias, pero suficientemente distintas como para alzarse como estandartes independientes y disfrutables por sí solas, entremezcladas mediante un montaje excelente y complejo.
En este sentido, el equipo Azul destaca, especialmente, por su capacidad de inmersión constante, deleitando al jugador con vitales y sofisticadas interacciones que se hallan un paso más allá de todo lo que se ha visto hasta el momento y que, por su intensidad y método de juego -una de las recientes novedades dobla la intensidad de la partida, tornándola aún más memorable-, se queda grabado en la retina y el imaginario del jugador, y facilita una bestial inmersión de ochenta minutos.