SECRET ROOM ESCAPE (El Ball de les Sirenes) octubre 19 

⭐️⭐️⭐️

Para degustadores y descubridores de leyendas y folklore afianzado a la tierra.

Lo+: Su intachable formalismo clásico.

Lo-: Su carencia de pasajes adrenalíticos que aderecen la experiencia.

La historia del Secret Room Escape había quedado relegada a un tiempo pretérito después de que sus dos apariciones manresanas, Les estances de la majordoma i El secret de Montserrat, que tuvieran el privilegio de emanciparse de la gran ciudad y hacer acto de presencia en un punto de la cronología escapista muy poco avanzado y, por tanto, quedaran como entes reconocibles para aquellos cuya predilección por la materia viene de lejos, fueran perdiéndose entre las novedades y los avances, ya fuese en método o en concepto.

El Baile de las sirenas supone su incursión más moderna, y no sólo eso, sino también su asociación con el logotipo MissionLeak, detalle que no pasará en absoluto desapercibido para el jugador avezado y marcará en parte el devenir de la partida, en la que serán reconocibles vicios y señas que son ya marca de la casa. Esto puede resultar positivo para quienes gocen de este tipo de juegos, siempre correctos y anclados en cierto común denominador del pasado del escapismo desde que incurrieran en La Flor de Thaqar (y hasta Wolf, con poco más de un año a cuestas), y negativo para quienes estén más familiarizados con los tejemanejes de la compañía y conozcan algunos de los trucos al dedillo, como su imperante necesidad para esconder objetos por doquier y en los lugares más recónditos.

No sería justo, con este punto, tachar el juego de simplista y repetitivo, ni descalificar sus propios logros, que son unos cuantos. A la atrevida y divertida base folklórica de la historia -a la que bien podría haberse sacado mayor partido, mas sabe endulzar el recorrido de manera simpática y amena, aderezándolo gracias a una ambientación que es a la vez austera y de lo más curiosa- se le suma un formalismo clásico que es envidiable a la hora de apelar a los referentes de una primera etapa escapista, con juegos entretenidos y veloces, de los que difícilmente resultarán tediosos, convirtiendo el conjunto en un producto disfrutable y muy entretenido.

Lástima que fallen a la hora de dibujar un esquema que concrete momentos o timings adrenalíticos y con mayores dosis de frenetismo -a diferencia de unos decorados cuyo peso e imposición sí viajan in crescendo a lo largo de la partida-, y se opte por una travesía más llana y pausada, en el que todo seduce, pero nada destaca por encima del resto.

En definidas cuentas, una historia entrañable y bienintencionada, bien compuesta y correctamente ejecutada que, lejos de ser perfecta, ofrece una hora de entretenimiento encomiable. 

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